Me gusta viajar ligero pera esta vez he tenido que cargar con muchas cosas, no son objetos que considere superfluos sino absolutamente necesarios y si bien he prescindido de ellos los últimos meses, debo confesar que los extrañé. No tengo muchas cosas, creo que en general tengo menos posesiones que la mayoría de mis amigos o las personas que conozco. No me gusta atesorar muchas cosas. Tampoco soy un monje budista, para nada, pero honestamente siento que andar por la vida con un montón de cosas puede ser un poco complicado y pesado. Además siempre me vienen sentimientos de culpa, pienso en toda la energía consumida para fabricar tal o cual cosa y su impacto en el calentamiento global y me estresa. Se me aparece la cabeza flotante de Al Gore dando su conferencia de An Inconvenient Truth y me recuerda que le estamos dando en la madre al planeta. Siempre pienso dos veces antes de comprar algo, pienso si en verdad lo necesito, si ya tengo uno y puedo repararlo, si puedo comprar uno usado, cosas de ese tipo. Sin embargo, son pocos los productos que compro usados, la mayoría de las veces acabo no comprando lo que pretendía.
Uno de los objetos que sí compro y me gusta conservar son los discos, los CD's pues. Hace poco hablaba con una persona unos 10 años menor que yo y no entendía por qué gastaba tanto dinero en música si en Internet se puede bajar todo sin pagar un centavo. No voy a discutir todo esto de las descargas ilegales de música porque no tiene caso, es una discusión muy larga y no voy a llegar a ningún punto. Que si los blogs, que si las disqueras, que si los negocios, que si el artista, que si los programas para descargar, que si la crisis de la industria, que si es robar, que si se lo merecen las corporaciones. Es un tema difícil y con muchos puntos que merecen ser examinados con profundidad.
Lo que yo sí creo es que hay diferencia entre un tío que baja canciones a su compu y ahí las está escuchando de manera dispersa y aislada y uno que compra discos y se mete a los blogs y baja dos o tres cosas que no son fáciles de conseguir o que ni siquiera se han lanzado comercialmente. A mí me parece que hay una diferencia muy grande. Yo mismo gasto mucho en discos pero también he bajado muchas canciones de blogs y no siento que esté robando ni haciendo daño a nadie.
Lo principal en el caso de tener los discos físicamente (como a mí me gusta) es, y esto se ha dicho en inmuerables ocasiones, que el disco es en sí una obra de arte, es una pieza que merece ser apreciada en su conjunto, el arte de los discos es uno de los aspectos más cuidados por los músicos. El diseño, la forma en que fueron planeados y ejecutados los libritos, la información que ahí va es algo que enriquece la experiencia del que tiene un disco en su mano. Ejemplos hay muchos, piensen en su disco favorito y cómo pasaron horas viendo la tapa mientras escuchaban la música.
Ahora, creo que el joven que piensa que desperdicio mi dinero pagando por algo que es gratis no comprende esta experiencia porque no fue educado musicalmente con discos sino con archivos de mp3 que siempre se ven como partes y no como un todo. No comprende porqué es importante tener los discos, cuidarlos y atesorarlos.
Todo esta reflexión viene al cuento porque justo tenía un disco en mis manos el domingo en la noche sentado en una inhóspita sala de última espera en el aeropuerto de México cuando sentí una inmensa ternura y unas ganas completas y absolutas de llorar, veía el disco y más me daban ganas de llorar, sobre todo porque ese objeto, representa un vínculo muy fuerte con la persona que me lo regaló. Y ahora cada vez que lo escucho me acuerdo de ella y sé que estaremos juntos para siempre, pase lo que pase.
Se me aparecieron las dos vertientes o dimensiones del disco, la del objeto (el disco en sí, que me hizo llorar) y la del concepto (la música, el arte) y su intensísima relación conmigo, es decir, todo eso me tocó, me afectó como persona y creo que esa es la razón por la que me gusta tener discos (aunque tampoco tengo tantos, no se crean): porque te tocan, te transforman, al nivel que, por ejemplo, no te transforma tener otras cosas más ordinarias, como un coche.
Lo mismo pasa con los libros, pero no me siento con la autoridad de opinar sobre ello porque aunque sí tengo muchos libros (¿cuántos son muchos?) e igualmente los cuido y los atesoro, conozco a una persona que sí tiene una devoción absoluta hacia ellos, casi casi fetichista, saludos, K. (RR).
En fin, me gustan mis discos.
2 comentarios:
Pues sí, todos somos fetichistas en menor o menor medida. Yo tengo que comprar pelis originales. Me gusta que esté bien impresa la portada, me gusta el disco con su menú original, me gustan originales. Me fascinan los libros, ahí si siento q es mayor el crímen de la piratería. Con los poco q se editan, lo mal pagado que ya son los escritores (siendo muchos genios) ahí sí me duele. En el caso de las disqueras...pues...no sé es muy complejo por q se dice q han sido tranzas en el pasado, q se llevan las grandes tajadas, etc. Por eso con los discos no soy tan estricta. Casi toda la música q tengo la he bajado o me la ha pasado un cuate. Finalmente no es ningún secreto que los cantantes hagan sus fortunas con las giras más q con los discos. Insisto es complejo.
También tengo el vicio de los zapatos, epro esa es harina de otro costal.
Sí, estoy de acuerdo contigo en lo de los libros. Creo que es muy triste un libro pirata, un día en el centro estaba hojeando uno y le faltaban páginas, además no se distinguían bien las letras al final de los renglones. Chafa.
El argumento de: es que es más barato, es falaz. No es barato porque estás pagando por algo que no vale nada. ¿o acaso vale algo un libro corrompido, que no cuenta la historia completa, mutilado? Si me molesta que luego blogger no separe los pàrrafos, ¿cómo se sentirá un escritor que ve su libro a la mitad, sin hojas, mal impreso, con una portada con unos colores distintos? Terrible.
Lo peor es que todo eso abona a la cultura pirata, si ya de por sì hay personas que no aprecian los libros, ahora un libro pirata menos, qué tristeza.
:(
Saludos!
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