jueves, junio 19, 2008

Calluses

Me encantan mis callos de guitarrista. Todo el tiempo los estoy viendo y sintiendo. Cuando comencé a tocar me dolían un buen los dedos. Los tenía rojos y me dolían un buen las falanges (o falangetas, si se quiere ser preciso. Me acordé del profesor Crucet, mi maestro de Anatomía de la prepa), las tenía todas descarapeladas. El libro decía que era normal, que era parte del proceso y que como cualquier actividad física, se tiene que desarrollar tolerancia y que había que practicar y practicar y practicar para que se fueran formando. Recuerdo que al principio me dolía al contacto con las cuerdas pero después se me quitaba y seguía practicando y al final es cuando ya los sentía muy adoloridos. Seguí practicando y ahora ya los tengo bien desarrollados, se ven un poco extraños pero ya es más fácil tocar sin sentir el rigor del acero. Puede uno desplazarse fácilmente por entre las cuerdas, aunque eso no significa que ya puedo hacer complicadas figuras, sigo repasando los capítulos básicos del libro pero ya sé algunas cosas.


Tocar la guitarra es un delicado equilibrio, se necesita fuerza y delicadeza a la vez, como cuando se acaricia a una mujer hermosa. No se puede ser ni demasiado suave ni demasiado brusco, se tiene que ser tan áspero como fino. Esos callos que tanto trabajo costó desarrollar deben ser así, rudos para poder ser leves. Yo creo que por eso Keith Richards en tan buen guitarrista. Todo él es un callo gigante y sin embargo debe haber conocido y amado a las mujeres más bellas del mundo. Cuando vi que una marca de ropa y accesorios de las ultra premium (creo que fue Louis Vuitton pero no estoy seguro) lo había escogido para ser su imagen, me sonó perfectamente lógico, lo capté de inmediato, it totally makes sense. Keith Richards es tan sofisticado como bárbaro, obviamente es uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos y seguro que un maestro con las chavas.


Mis callos definitivamente son incipientes, apenas creciendo y desarrollándose pero ahí están para dar fiel testimonio del entusiasmo que he puesto en la guitarra. Este empeño me ha traído una agradable y disfrutable nueva actividad, sin duda es difícil pero confío en que la práctica y la disciplina me lleven a poder tocar bien, seguro que nunca seré Jack White pero eso no es lo importante. Lo importante es sentirse bien y echar desmadre, jejeje.


Keith Richards

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