Cuando un tío choca a Chabelo y no sólo se da a la fuga (jajaja, esa frase la aprendí en mis tiempos cubriendo la fuente policiaca) sino que además lo atropella, es que estamos muy mal. Qué tipo, un verdadero cretino. Me imagino que en estos momentos se debe sentir la peor escoria del mundo, se debe sentir rechazado por todos y cada uno de los mexicanos, hasta sus hijos le han de escupir o mentar la madre. En México casi en nada nos podemos poner de acuerdo pero yo creo que sí hay un amplio consenso en lo que se refiere a Chabelo; nunca he escuchado a alguien que no le guste o le haya gustado su programa o que no crea que sea a todo dar.
Para mí, una gran parte de mi niñez está en su programa. Las mañanas de los domingos era de ley ver "En Familia con Chabelo" para poder estar actualizado en cuanto a los juguetes de moda, las novedades de la época decembrina y además disfrutar cómo se cabuleaba a los concursantes. A pesar de todo, uno de mis mayores traumas de la niñez tuvo que ver con que nunca fui a su programa. Recuerdo que mi hermano y yo mandamos cientos (tal vez miles) de cartas con saludos para Chabelo y con la atenta solicitud de que nos facilitara unos boletos para ir a En Familia, ni siquiera teníamos que ir a concursar, con que estuviéramos ahí hubiera sido suficiente. Recuerdo que se las dábamos a mi mamá el lunes para que las pusiera en el correo y luego yo pasaba toda la clase de matemáticas de segundo de primaria pensando si las habría enviado o si se habría olvidado y todavía estarían descansando en el fondo de su bolsa. ¡Qué angustia, Dios, no saber si esas cartas ya estarían en las manos de Chabelo!
No obstante su desaire, jamás dejamos de creer en él. Nos mantuvimos fieles en su culto, todos los domingos nos levantábamos a las siete o un poco después para pasar tres fabulosas horas con todo tipo de concursos patrocinados por las más diversas marcas de golosinas y juguetes.
No solo eso, Chabelo además era incluyente en una época en la que el centralismo era completo, total y absoluto. Es cierto que aún sigue siendo el DF el cúmulo de gran parte de la vida nacional (no es mi culpa, a mí no me reclamen, no por esto quiere decir que el DF sea mejor o peor que los estados, es, simplemente, que todo está concentrado ahí) pero ahora ya hay ciudades que tienen su propia y animada vida cultural. En esa época Chabelo fue más allá de todos los límites con su sección "Los Cuates de Provincia" para que incluso aquellos que se encontraban a miles de kilómetros de la sede del programa pudieran participar del show. El candor, la inocencia y la buena voluntad de Chabelo quedan de tal manera retratada que nadie nunca ha pensado que él sea políticamente incorrecto por decir "provincia" para referirse a los estados (jajaja, tengo cuates que viven en los estados que se emputan cuando les dices "provincia", jajajaja). Todo era más fácil antes, sin duda, no había que preocuparse por herir susceptibilidades si uno actuaba de corazón, como Chabelo con los cuates de provincia.
Otro de los grandes atributos del programa es la forma en que Chabelo se cabulea a los concursantes. Recuerdo el concurso de "La Escalera Loca" que era una escalera en horizontal hecha de lazo por la que los concursantes tenían que avanzar sobre su abdomen y la escalera se movía sin control y tiraba a los participantes. Cuando uno entraba, podía escoger si quería ruido o silencio, si se elegía la primera opción, pues se hacía un desmadre con trompetas y así pero si se optaba por el silencio, Chabelo cantaba una canción súper cagada que al final de cada verso gritaba en la jeta de los concursantes y éstos se meaban de risa y perdían, jajajajaja, no manches ¡qué bueno era!
Respecto a este último punto, me parece que la forma más acabada y perfecta de la cábula en los concurso de televisión es ni más ni menos que la Katafixia. Todos los mexicanos han utilizando de alguna manera u otra esta palabra para referirse a un trato que parece ventajoso al principio pero que al final resulta un bodrio. Sería interesante que algún sociólogo investigara cómo ha permeado en la sociedad mexicana esta práctica.
No voy a explicar qué es la Katafixia, todo mundo lo sabe. Sólo baste mencionar lo emocionante que era llegar al final del programa y finalmente alcanzar esta instancia, era lo máximo, no había fortuna mayor para un niño que iba al programa de Chabelo que concursar y finalmente entrar la Katafixia, donde cualquier cosa podría pasar. ¡Dios, qué suspenso, qué emoción, qué nervios!
¿Qué sería? Se podía cambiar la bicicleta o avalancha obtenida con tanto esfuerzo por la posibilidad de aspirar al Gran Paquete. Después del Gran Paquete ya no había nada más. Tenía de todo y para todos, incluso si uno tenía una hermana ñoña, le podía regalar la muñequita que daban y para los papás pues el sofá ese gacho de Muebles Troncoso. Por otro lado, también a uno le podía tocar una sala o un comedor, lo que sería una verdadera tragedia. Y también estaba la posibilidad de cambiar el premio por alguno de los regalos cotorrones ocultos detrás de las cortinas, jajajaja, eran cagados. Lo más gracioso de todo es que sé de buena fuente que sí les daban esos premios que se sacaban, sí era neta que les quitaban sus regalos fregones y les daban la calabaza de Halloween podrida o alguna onda de esas, jajajaja, la congruencia de Chabelo es admirable pero su corazón es grande y siempre acababa dándoles algún regalo de consolación después de haber perdido todo... la ambición, muchachos, la ambición.
Otro de los concursos que más me gustaba era el de Bubble Gummers en el que pasaban las flacas piernas de unos niñitos por una pasarela y los papás tenían que adivinar cuáles eran las piernillas de sus hijos, recuerdo haber pasado varios años con mi papá perfeccionando la técnica para ganar en ese concurso cuando fuéramos al programa.
En cuanto a la parte musical, no podemos olvidar grandes clásicos como "Adiós, Supermán, bye bye bye" o la melancólica "Mi maestra me dio un beso a la salida/porque hice los palitos derechitos".
Recuerdo que hace algunos años algún imbécil de Televisa propuso que cortaran una hora del programa para poner alguna barrabasada de esas que les encantan para enajenar a los niños. Si mal no recuerdo, hasta Azcárraga tuvo que salir a decir que no era cierto, que daban marcha atrás a esa decisión y que el programa seguiría como siempre. Hubiera sido un gran error.
Ya tiene algún tiempo que no veo el programa. Recuerdo que hace unos años llegué de una fiesta a las 7 de la mañana después de ir a repartir gente, prendí la tele y me quedé viendo todo el programa, me divertí un buen, había olvidado lo bueno que era. Recién me pasó lo mismo y me quedé a toda madre viendo los concursos mientras me hacía unas Zucaritas con plátano. Es de lo mejor que hay en la televisión, por eso me da pena ver que un tipo atropelle a Chabelo, definitivamente habla del grado de descomposición al que ha llegado nuestra sociedad, no es casualidad que un tipo arrolle a Chabelo y escape y que los niños hagan dibujos de ejecutados y quieran ser Zetas cuando crezcan. Algo mal estamos haciendo si ni siquiera Chabelo puede despertar nuestros valores cívicos y nuestra solidaridad.
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