viernes, octubre 31, 2008

La lectura como asidero

A continuación, el excelente editorial de Juan Villoro publicado hoy en REFORMA en el que habla de la lectura como el asidero al que nos aferramos en situaciones extremas y que nos mantiene con vida. Sobre todo, me encantó la última línea en la que menciona que la lectura en la vida diaria nos salva de ser ordinarios y bobos.


Leer para vivir
Juan Villoro
31 oct. 2008.

La lectura es como el paracaidismo: en condiciones normales la practican algunos espíritus arriesgados, pero en caso de emergencia le salva la vida a cualquiera.

Óscar Tulio Lizcano, víctima de la guerrilla colombiana, acaba de rendir un inaudito testimonio de la forma en que los libros preservaron su dignidad. En la clínica de Cali donde se recupera de ocho años de privaciones como rehén de las FARC, habló de la selva donde perdió 20 kilos pero no la lucidez. De los 50 a los 58 años vivió agobiado por las enfermedades, la desnutrición, las humillaciones de perder todo sentido de la privacidad. Para conservar la cordura, clavó tres palos en la tierra y decidió que fueran sus alumnos. Lizcano les enseñó política, economía y literatura. Como tantos maestros, se salvó a sí mismo con la prédica que lanzaba a sus perplejos discípulos. Un comandante vio el aula donde los palos tomaban lecciones y decidió pasarle libros. Lizcano leyó a Homero y seguramente admiró la desmesura de Héctor, que desafía al favorito de los dioses. "La poesía me alimentó", ha dicho el hombre cuya dieta material era tan ruin que se veía mejorada por un trozo de mono o de oso hormiguero.

En las cárceles, las dictaduras, el exilio y los hospitales otros lectores han encontrado un consuelo semejante. Aunque el fin de los libros se anuncia con frecuencia, los desastres del mundo refrendan su importancia. "Soy un optimista de la catástrofe", ha dicho George Steiner a propósito de la vigencia de la letra. Cuando el viento sopla a favor, la gente duerme la siesta. En los momentos de prueba y las horas bajas, busca el auxilio de un libro.

En Los náufragos de San Blas Adriana Malvido relata la odisea de tres pescadores mexicanos que se extraviaron en el Pacífico durante 289 días. La sed, el hambre, el sol y los tiburones eran sus más evidentes enemigos. Tuvieron que sortear esos peligros, pero también el tedio, la convivencia forzada, las ideas que podían llevarlos a la demencia. ¿Cómo sobreponerse a esos días inertes e idénticos a sí mismos? Uno de los pescadores llevaba una Biblia a la que atribuye su supervivencia.

Abundan los ejemplos de libros que han dado fortaleza en situaciones límite. De acuerdo con Bertrand Russell, la obra más impresionante y mejor escrita sobre la vida en cautiverio es Un mundo aparte, del polaco Gustaw Herling. Este testimonio excepcional también fue admirado por Albert Camus y Jorge Semprún. De 1940 a 1942 Herling estuvo preso en campos soviéticos de la región de Kargópol. Su libro revela el grado de aniquilación al que llegó el estalinismo. En ese "mundo aparte" los prisioneros dormían bajo un foco encendido y sólo en el hospital recordaban lo que era la noche. Ahí Herling leyó el testimonio de Dostoyevski sobre Siberia, La casa de los muertos, sorprendido de que un libro sobre la dureza de la cárcel pudiese aliviar e incluso alegrar su encierro. Uno de los misterios de la literatura es que gratifica al mostrar el sufrimiento, y lo trasciende con la emoción de la obra lograda. Herling no encontró en Dostoyevski una evasión sino un espejo. La casa de los muertos le fue prestada por una mujer que leía esas páginas con obsesión y ansiaba que él terminara la lectura para volver a ellas. Al razonar su pasión por ese Libro de los libros, la mujer le dice a Herling: "Cuando no hay esperanza de salvarnos, ni la menor fisura en los muros que nos rodean; cuando no podemos levantar la mano contra el destino, precisamente porque es nuestro destino, solamente queda una cosa: levantar la mano contra nosotros mismos". Esa lectora ya no se sentía dueña de su vida. El libro le reveló que aún podía ser dueña de su muerte. La posibilidad de decidir su último destino, de suicidarse o aplazar ese acto, le otorgó una poderosa sensación de libertad. El pasaje muestra un caso límite, la disyuntiva final en la que seguir respirando implica un desafío. Gracias a la lectura de Dostoyevski, el calvario se convirtió en una forma de la resistencia.

Vayamos a otro urgido de literatura. Hace poco Sean Connery recibió uno de esos premios por trayectoria de vida con los que el mundo del cine resalta su glamour. Después de una lluvia de elogios sobre la ardua tarea de besar mujeres hermosas en el papel de James Bond, alguien recordó el humilde origen de Connery en Escocia, el cuarto en el que fue recogido de bebé y donde le asignaron como cuna el cajón de un escritorio. Su destino original era el de un descastado, pero se convirtió en un icono de la cultura de masas. Después de eso, el actor se limitó a decir: "Es cierto que mi origen fue poco auspicioso, pero a los cuatro años me ocurrió un milagro: aprendí a leer". El aprendizaje del alfabeto puede ser poco espectacular. Para alguien que dormía en el cajón de un escritorio significó un cambio de piel.

En caso de necesidad, la lectura salva. A veces, el libro en cuestión ni siquiera tiene que ser bueno. En 1781, Diderot curó la depresión de su mujer leyéndole novelitas sentimentales.

Kafka era más exigente: "Sólo me gustan los libros que muerden". En la cárcel o el naufragio, ese mordisco recuerda que no hemos sido destruidos. En la vida común permite que no seamos tan comunes.

miércoles, octubre 29, 2008

Calaverita II

Estaba el Gordito echándose unos quiebres
cuando llegó la Huesuda a decirle '¿qué bebes?'
me estoy tomando una chela bien fría
porque a mí no me gusta el agua de chía

He escuchado q te gusta mucho tomar
tal vez deberías reconsiderar
aunque ahora es muy tarde para recapacitar
al otro barrio te tengo que llevar

No seas impaciente, Calavera
justo llegaste a la hora buena
hay tres por dos en vodkas
y en güisquis en las rocas

No me desagrada el ron con coca, amigo
o tal vez me puedan traer un Mojito
o algún coctel que me de valor
¿qué tal un Desarmador?

Pide lo que gustes, Calaca
no te preocupes por la resaca
esta fiesta no es baladí
por ahí queda una botella de Bacardí

Querido Gordo, debo decir que eres encantador
sin exagerar todo un gran señor
cuando se trata de la libación
sin duda eres un campeón

Vine desde el otro mundo por ti
y en este bar ya perdí
creí que te llevaría sin pena
y mírame ahora, ya estoy bien peda

No te preocupes por eso, Calacón
ahorita te voy a llevar al Atorón
para que te eches unos tacos de cabeza
mientras yo me despacho una cerveza

No podemos seguir de parranda
ya estoy toda vomitada
tenemos que salir de esta cantina
antes de que nos llegue el día

Te llevaré conmigo al lado oscuro
dónde no podrás seguir chupando duro
pero no estés triste, discípulo de Baco
que sí podrás fumarte un tabaco

domingo, octubre 26, 2008

Calaverita I

En la lectura se encontraba sumida
cuando Dulce escuchó a la puerta una visita
era la Parca que a Miami había llegado
buscando a una que trabaja en el Consulado

He venido por ti pues ya te llegó la hora
no me puedes llevar, replicó la lectora
pues si me voy en este momento
los paisanos no encontrarán consuelo

Dulce siguió con su lectura, despreocupada
sin que el reclamo de la Huesuda la perturbara
Mira, flaca, le dijo la Calaca, si no me haces caso
vas a caer como fulminada

No me importa lo que digas, Calavera
pues yo tengo que cumplir aquí mi encomienda
es mi tarea administrar el dinero de la representación
para que a los mexicanos se les brinde protección

Ahora tú vas a necesitar quién te asista
ya te dije que no vengo de visita
no me importa que estés entrenando para el maratón
en esta oficina ya no habrá administración

Tengo argumentos para convencerte, dijo la Huesuda
allá en el otro mundo también se vive muy bien
tal vez no seamos muy high-end
pero sí nos gusta Vampire Weekend

Acá me la pasó de lujo, replicó la corredora
ya me acostumbré a Miami Beach y a correr a toda hora
la playa está llena de hombres fuertes y musculosos
y de mujeres hermosas con cuerpos voluptuosos

Debes saber, Huesuda, que además de las playas de Miami
están los camposantos de la Florida
donde descansan las estrellas latinas
y las bellezas con senos llenos de solución salina

Lo sé, replicó la Catrina, te he visto con tus lentes de sol y tirada en un camastro
leyendo los versos de algún poeta malogrado
sin embargo, es hora de que tu destino te sea revelado
ya no hay tiempo para que sigamos hablando

Está bien, Calavera, comprendo que es hora de partir
pero antes de emprender el viaje, déjame comer algo delicioso y caliente
recuerda que siempre he sido de muy buen diente
y que en el otro mundo tendrás que cocerme la pasta al dente

viernes, octubre 24, 2008

Chabelo y yo

Cuando un tío choca a Chabelo y no sólo se da a la fuga (jajaja, esa frase la aprendí en mis tiempos cubriendo la fuente policiaca) sino que además lo atropella, es que estamos muy mal. Qué tipo, un verdadero cretino. Me imagino que en estos momentos se debe sentir la peor escoria del mundo, se debe sentir rechazado por todos y cada uno de los mexicanos, hasta sus hijos le han de escupir o mentar la madre. En México casi en nada nos podemos poner de acuerdo pero yo creo que sí hay un amplio consenso en lo que se refiere a Chabelo; nunca he escuchado a alguien que no le guste o le haya gustado su programa o que no crea que sea a todo dar.


Para mí, una gran parte de mi niñez está en su programa. Las mañanas de los domingos era de ley ver "En Familia con Chabelo" para poder estar actualizado en cuanto a los juguetes de moda, las novedades de la época decembrina y además disfrutar cómo se cabuleaba a los concursantes. A pesar de todo, uno de mis mayores traumas de la niñez tuvo que ver con que nunca fui a su programa. Recuerdo que mi hermano y yo mandamos cientos (tal vez miles) de cartas con saludos para Chabelo y con la atenta solicitud de que nos facilitara unos boletos para ir a En Familia, ni siquiera teníamos que ir a concursar, con que estuviéramos ahí hubiera sido suficiente. Recuerdo que se las dábamos a mi mamá el lunes para que las pusiera en el correo y luego yo pasaba toda la clase de matemáticas de segundo de primaria pensando si las habría enviado o si se habría olvidado y todavía estarían descansando en el fondo de su bolsa. ¡Qué angustia, Dios, no saber si esas cartas ya estarían en las manos de Chabelo!


No obstante su desaire, jamás dejamos de creer en él. Nos mantuvimos fieles en su culto, todos los domingos nos levantábamos a las siete o un poco después para pasar tres fabulosas horas con todo tipo de concursos patrocinados por las más diversas marcas de golosinas y juguetes.


No solo eso, Chabelo además era incluyente en una época en la que el centralismo era completo, total y absoluto. Es cierto que aún sigue siendo el DF el cúmulo de gran parte de la vida nacional (no es mi culpa, a mí no me reclamen, no por esto quiere decir que el DF sea mejor o peor que los estados, es, simplemente, que todo está concentrado ahí) pero ahora ya hay ciudades que tienen su propia y animada vida cultural. En esa época Chabelo fue más allá de todos los límites con su sección "Los Cuates de Provincia" para que incluso aquellos que se encontraban a miles de kilómetros de la sede del programa pudieran participar del show. El candor, la inocencia y la buena voluntad de Chabelo quedan de tal manera retratada que nadie nunca ha pensado que él sea políticamente incorrecto por decir "provincia" para referirse a los estados (jajaja, tengo cuates que viven en los estados que se emputan cuando les dices "provincia", jajajaja). Todo era más fácil antes, sin duda, no había que preocuparse por herir susceptibilidades si uno actuaba de corazón, como Chabelo con los cuates de provincia.


Otro de los grandes atributos del programa es la forma en que Chabelo se cabulea a los concursantes. Recuerdo el concurso de "La Escalera Loca" que era una escalera en horizontal hecha de lazo por la que los concursantes tenían que avanzar sobre su abdomen y la escalera se movía sin control y tiraba a los participantes. Cuando uno entraba, podía escoger si quería ruido o silencio, si se elegía la primera opción, pues se hacía un desmadre con trompetas y así pero si se optaba por el silencio, Chabelo cantaba una canción súper cagada que al final de cada verso gritaba en la jeta de los concursantes y éstos se meaban de risa y perdían, jajajajaja, no manches ¡qué bueno era!


Respecto a este último punto, me parece que la forma más acabada y perfecta de la cábula en los concurso de televisión es ni más ni menos que la Katafixia. Todos los mexicanos han utilizando de alguna manera u otra esta palabra para referirse a un trato que parece ventajoso al principio pero que al final resulta un bodrio. Sería interesante que algún sociólogo investigara cómo ha permeado en la sociedad mexicana esta práctica.


No voy a explicar qué es la Katafixia, todo mundo lo sabe. Sólo baste mencionar lo emocionante que era llegar al final del programa y finalmente alcanzar esta instancia, era lo máximo, no había fortuna mayor para un niño que iba al programa de Chabelo que concursar y finalmente entrar la Katafixia, donde cualquier cosa podría pasar. ¡Dios, qué suspenso, qué emoción, qué nervios!


¿Qué sería? Se podía cambiar la bicicleta o avalancha obtenida con tanto esfuerzo por la posibilidad de aspirar al Gran Paquete. Después del Gran Paquete ya no había nada más. Tenía de todo y para todos, incluso si uno tenía una hermana ñoña, le podía regalar la muñequita que daban y para los papás pues el sofá ese gacho de Muebles Troncoso. Por otro lado, también a uno le podía tocar una sala o un comedor, lo que sería una verdadera tragedia. Y también estaba la posibilidad de cambiar el premio por alguno de los regalos cotorrones ocultos detrás de las cortinas, jajajaja, eran cagados. Lo más gracioso de todo es que sé de buena fuente que sí les daban esos premios que se sacaban, sí era neta que les quitaban sus regalos fregones y les daban la calabaza de Halloween podrida o alguna onda de esas, jajajaja, la congruencia de Chabelo es admirable pero su corazón es grande y siempre acababa dándoles algún regalo de consolación después de haber perdido todo... la ambición, muchachos, la ambición.


Otro de los concursos que más me gustaba era el de Bubble Gummers en el que pasaban las flacas piernas de unos niñitos por una pasarela y los papás tenían que adivinar cuáles eran las piernillas de sus hijos, recuerdo haber pasado varios años con mi papá perfeccionando la técnica para ganar en ese concurso cuando fuéramos al programa.


En cuanto a la parte musical, no podemos olvidar grandes clásicos como "Adiós, Supermán, bye bye bye" o la melancólica "Mi maestra me dio un beso a la salida/porque hice los palitos derechitos".


Recuerdo que hace algunos años algún imbécil de Televisa propuso que cortaran una hora del programa para poner alguna barrabasada de esas que les encantan para enajenar a los niños. Si mal no recuerdo, hasta Azcárraga tuvo que salir a decir que no era cierto, que daban marcha atrás a esa decisión y que el programa seguiría como siempre. Hubiera sido un gran error.


Ya tiene algún tiempo que no veo el programa. Recuerdo que hace unos años llegué de una fiesta a las 7 de la mañana después de ir a repartir gente, prendí la tele y me quedé viendo todo el programa, me divertí un buen, había olvidado lo bueno que era. Recién me pasó lo mismo y me quedé a toda madre viendo los concursos mientras me hacía unas Zucaritas con plátano. Es de lo mejor que hay en la televisión, por eso me da pena ver que un tipo atropelle a Chabelo, definitivamente habla del grado de descomposición al que ha llegado nuestra sociedad, no es casualidad que un tipo arrolle a Chabelo y escape y que los niños hagan dibujos de ejecutados y quieran ser Zetas cuando crezcan. Algo mal estamos haciendo si ni siquiera Chabelo puede despertar nuestros valores cívicos y nuestra solidaridad.

martes, octubre 21, 2008

¿Por qué?

¿Por qué la vida se empeña en jugarme crueles bromas?
¿Por qué parece que mi destino es odiarte sin más?
¿Por qué las circunstancias se empeñan en que te desprecie?
¿Por qué tuvimos una oportunidad y finalmente todo se fue a la mierda?
¿Por qué no pudimos seguir siendo enemigos?
¿Por qué no pude seguir aborreciéndote?
¿Por qué cuando parecía que al fin congeniábamos pasó esto?
¿Por qué no pude seguir mandándote al carajo cada vez?
¿Por qué agradecí tu generosidad?
¿Por qué acepté tu favor?
¿Por qué te comprendí?
¿Por qué me di cuenta que en el fondo no eramos tan diferentes?
¿Por qué, a pesar de todo, no puedo volver al tiempo en que te detestaba?
¿Por qué?

jueves, octubre 16, 2008

Aniversario

Cumplo un año en Tapachula y que mejor manera de celebrarlo que... yéndome de Tapachula. Me voy el puente al DF a ver a mis amigos y espero ver alguna película, comprar unos discos y unos libros. Básicamente a agarrar fuerza para el siguiente jalón. Además voy a hacer mi LongRun en la calle, cosa que aquí es difícil de hacer por varias razones.

Quiero ver la nueva de los Cohen, se ve que está buenísima pero creo que todavía no está ni en el DF. Ah, por cierto, ya vi la de My Blueberry Nights, proximamente mi reseña aquí en la gustada sección de películas recomendadas.

También voy a recoger mi boleto de Oasis, el que está pésimo. En la imagen abajo, se ve mi ubicación en el concierto, soy el círculo rojo del lado derecho, por eso espero comprar un boleto en la amplia pista para el primer día, aprovechando mi estancia en el DF, me haré de uno de esos, hehehe.

No manches, qué mal lugar, de verdad que está terriblemente malo, apenas los veré de refilón. Todo por esperarme al último.

En fin, ya quiero irme, nos vemos a mi regreso. Adiós.

miércoles, octubre 15, 2008

Algunas frases célebres

Don G trabaja donde yo y es a todo dar. Piensa muy bien antes de decir cualquier cosa porque sabe que su interlocutor lo escucha con atención. Es paciente para escuchar y para hablar. Tiene una mirada generosa y es bueno a toda prueba.

Otra de sus cualidades es que de repente echa unas frases buenísimas, por ejemplo, hoy dijo esta:

Pos ora sí que le llovió en su milpita y se le pudrieron los plátanos.

¡Jajajajaja! Es buena. Conocía la primera parte pero el remate es genial. Luego tiene otra que dice que sacó de los viejos cómics de vaqueros e indios (o nativos americanos, para ser políticamente correcto) y que hace referencia al mítico lugar al que llegan las almas de los piel rojas luego de la sobredosis de plomo propinada por los cowboys.

Ese ya anda en los Prados de Manatú.

También es buena.

miércoles, octubre 08, 2008

¿Qué pasa cuando los planetas se alinean?

Siempre he pensado en las veces en las que convergen ciertos personajes en determinado tiempo y espacio. Esas lindas coincidencias son las que se nos aparecen repentinamente y se convierten en episodios memorables de nuestras vidas. Pero no se vayan, no se me vayan, este para nada es un post cursi ni azotado ni depresivo ni maniaco, empero, sí habla de los mística conjunción del continuo tiempo/espacio y sus agradables consecuencias.


Una de los hechos absolutos e incontrovertibles de mi vida como estudiante universitario fue la austeridad. Como cualquier digno estudiante, mis años en la universidad fueron de pobreza completa. Ah, no recuerdo tiempo más pleno y gozoso. Mis padres se esforzaron para que su hijito el mayorcito, como diría Germán Dehesa, pudiera aspirar a una vida digna estudiando en una de las universidades más caras de México. Como es natural, uno tenía que pasar ciertas privaciones a cambio del raro privilegio de asistir a esas aulas colmadas de niños mimados. Su hijo, en generosa respuesta decidió que no iba a dedicarse a nada de lo que estudió y acabó... bueno, esa es otra historia.


Pero bueno, antes de estudiar en esa otra universidad de colegiaturas exageradas. yo estudiaba en otra universidad que ¡era gratis! Así es, era gratis y sin embargo no recuerdo esos días como llenos de opulencia, lujos y excesos sino caracterizados por la misma frugalidad de mis años en la otra universidad, es por eso que me abrogo el derecho de contar con plena autoridad la siguiente historia que da cuenta de las que pasaba tratando de sobrevivir con escasos pesos en el bolsillo.


Estudiaba en la primera universidad, la gratuita, y pensar en ir a comer a mi casa era un caro anhelo, jamás me sería concedido el degustar los alimentos que amorosamente preparaba mi mamá y regresar a la escuela pues ésta quedaba muy muy muy lejos del domicilio familiar de aquella época ahora tan perdida en el tiempo.


Bajo las circunstancias, había que echar mano de la variada oferta gastronómica del área. Infinidad de platillos se ofrecían en los alrededores de la universidad para los que como yo, teníamos que comer por ahí. Conocí el amplio espectro de garnachas, cocinas económicas, tacos, comidas corridas, quesadillas, restaurantes vegetarianos, gorditas, barras de ensaladas, tortas, tacos de guisado, entradas, sopas, postres, sopes, you name it. Desde los premium hasta los más pobretones, comí en todos (o en casi todos, tengo mis límites).


Un día de esos, por circunstancias que no recuerdo (a ver si luego me ayudan a recordar), estábamos D y yo fuera del primer círculo de restaurantes, en un área ya un poco alejada y cuya oferta gastronómica nos era desconocida. El hambre apretaba y había que comer algo, la zona no nos presentaba muchas opciones y como dije, el presupuesto era limitado. Después de cavilarlo, nos encontramos frente a un puesto de quesadillas atendido por una venerable ancianita (qué lugar común) que con descuido lanzaba diversas figuras de masa sobre el burbujeante aceite.


Nos plantamos frente a su alta presencia para solicitarle sus amables servicios pero en respuesta, la anciana nos dio una mirada de desprecio. En este tiempo todavía no hacía mi característico gesto de sorpresa/indignación/repudio/incredulidad (ya saben cuál, el que le copié a Robert de Niro en la peli esa) pero no he juzgado momento más adecuado para hacerlo que ése. La viejecilla no parecía dispuesta a mitigar nuestra creciente hambre.


No obstante su manifiesto repudio, nos mantuvimos firmes y templados esperando que su eminencia nos obsequiara con alguno de sus suculentos platillos y nos atrevimos a hacer sendas peticiones. Creo que yo ordené una de chicharrón y una de papas con chorizo y D pidió una de hongos y una de queso, algo así. El chiste es que a la señora pues le hacíamos lo que el viento a Juárez, o sea, le venían guangos nuestros deseos y nuestro gesto desfalleciente y quién sabe si se le iba a antojar atendernos pues no decía ni sí ni no; un misterio insondable esa señora, no había ni cómo adivinar lo que pasaba por su loca cabecita blanca.


En ese momento ya era difícil tomar una decisión: si nos íbamos, quedábamos como unos cretinos que no pudieron defender sus derechos como consumidores, si nos íbamos y le mentábamos la madre, íbamos a quedar como unos mierdas por insultar a la rucailita, si nos quedábamos, quién sabe si a la malgenuida de la señora se le iba a pegar la fregada gana de atendernos, por dónde la viéramos, estábamos amolados, pues.


En esos momentos de terrible confusión y abrumados por la situación ocurrió lo impensable. Se dio la mística conjunción espacio/tiempo a la que me referí anteriormente.


Primero se sugirió un viento tranquilo, un leve silbido que alborotó los pelos de la trenza de la ruquis. Después, el airecillo tomó mayor fuerza y en unos segundos ya era un viento endemoniado. La señora tenía un hule que hacía las veces de pared y techo de su puesto pero ante el azote del viento, comenzó a convulsionar agresivamente (el hule, no la señora). La Chica Insen (tomo prestada esta denominación) se debatía entre mantenerse de pie y conservar su dignidad o ver caer su puesto ante la furia del viento.


Lo que siguió después fue bastante extraño. El puesto colapsó. Volando salieron los trastes con tinga, sesos, chicharrón prensado, flor de calabaza, hongos, papas. Los comensales huyeron despavoridos atragantándose sus quesadillas y con los platos de plástico de colores en la mano. Nosotros nos mantuvimos ahí un segundo justo para escuchar a la señora mascullar algunas maldiciones y moverse muy rápidamente, como en las películas de Los Polivoces cuando ponen a Naborita en cámara rápida. Movía los brazos como si nos la estuviera rayando pero no creo que nos la estuviera mentando a nosotros sino a los que se fueron sin pagar. O a lo mejor sí. No pudo con la humillación de ver su puesto por los suelos luego de haberse portado de manera tan jactanciosa y soberbia.


Total que acabamos en unas pizzas.

sábado, octubre 04, 2008

Un tipo ataca a Noel Gallagher en el Virgin Festival en Toronto

El mes pasado Oasis tocó en el V Festival en Toronto, mientras ejecutaban Morning Glory, un tío salió por atrás y atacó a Noel. Tengan paciencia, el ataque ocurre en 1:27 ¡Rock & Roll, dude!

¡Jajaja, luego Liam se quiere putear al tipo!


Todo esto me recuerda que el 26 de noviembre estaré en el DF escuchando a los Gallagher y compañía ejecutar algunos de los más memorables himnos que ha conocido esta generación, además de las nuevas composiciones de su disco Dig Out Your Soul, no me lo puedo perder por nada del mundo.


Update:


Revisando el día exacto del concierto, me entero ¡que ya abrieron otra fecha! El 25 de noviembre habrá un segundo gig (que en realidad será el primero) y es una excelente oportunidad para ahora sí comprar un boleto de pista porque el que había comprado estaba súper pitero, peor que el que tuve en The Strokes.

viernes, octubre 03, 2008

Breve recuento de algunos de los animales que se han hospedado en mi casa

Murciélagos: 1
Iguanas: 3 o tal vez 4.
Hormigas: Miles, ejércitos.
Sapos: 1 pero tamaño caguama, un sapote.
Alacranes: 2, uno chiquito y otro asesino gigante.
Ranas: 2 pequeñas pero bastante feítas.

jueves, octubre 02, 2008

Para que no se olvide

José Woldenberg publica hoy en Reforma una espléndida reflexión acerca del 2 de octubre de 1968 en la que analiza las condiciones que detonaron en la brutal y sorda represión del gobierno. Totalmente recomendable. El documento completo aquí. A continuación, el último párrafo de su editorial, en el que resume la psicótica respuesta del gobierno.


Por desgracia, el resorte autoritario se encontraba bien aceitado. Las condiciones de la vida política y la idea misma que ordenaba esa actividad no capacitaban para hacerle frente a la emergencia de la disidencia, de la diversidad. A quienes gobernaban "se les apareció el chamuco", algo no conocido ni sujeto de manipulación ni asimilable, y respondieron como todo autoritario espantado, paranoide: tratando de cortar de un tajo lo que representaba una inédita sensibilidad. Ganaron ese primer episodio; perdieron, por fortuna, el futuro.

miércoles, octubre 01, 2008

Para empezar el día

Despierto en medio de la noche, activo la luz de mi reloj de pulsera. 04:01. Son las cuatro de la mañana. Vuelvo a descansar la cabeza en la almohada pero adivino una de las sensaciones más ingratas: ya se me espantó el sueño. Doy vueltas en la cama tratando de encontrar una posición cómoda que me permita continuar con mi sueño. No lo logro. Ya pasó el momento. Casi dos horas después logro dormitar un poco y me viene un terrible calambre en la pantorrilla derecha. Grito y me retuerzo del dolor. Me agarro la pierna evitando cualquier movimiento brusco, estoy jadeando, se me va la respiración. El dolor se diluye. Si durmiera con una mujer hermosa, seguro que la habría asustado con mi grito.


Logro dormir un poco, suena la alarma y la apago. Las horas de sueño perdidas en la madrugada quieren recuperar terreno cuando ya es hora de estar de pie bajo el chorro de agua. Me despierto. Ya es muy tarde. Me baño rápidamente, me preparo y antes de salir repaso mentalmente todas las cosas que tengo que llevar conmigo; llevo todo. Salgo apresurado y está lloviendo. Camino de prisa al coche y antes de darme cuenta mi pie está en un gran charco. Todo mojado, el tennis, la calceta, el pie. Todo húmedo. Mi pie quiso ser una alegre carpa en un charco.


Me regreso y me cambio las calcetas y los tennis. Ya estoy en camino. Llegaré muuy tarde.


En otras noticias, el equipo de futbol de mi trabajo perdió el partido por el tercer lugar. Perdimos 1 - 0. Fui el portero y por lo menos pare cuatro que iban para dentro. Los delanteros no pudieron meter ni una y el portero del otro equipo también nos sacó varias. Fue un partido muy cerrado y merecíamos más. Hijo, me siento futbolista profesional diciendo obviedades pero la verdad fue una derrota muy dolorosa.


Además tengo un moretón bien gacho en el brazo, no manches, me lo veo y hasta me da miedo. Se ve como el que tenía el personaje de Jared Leto en la de Réquiem por un Sueño cuando lo meten a la cárcel y lo putean los policías porque se está quejando y le ven que tiene todo el brazo gangrenado. Por si fuera poco, lo tengo en la misma área. Si me ven de lejos en la calle van a pensar que soy adicto a la heroína. Es que los balonazos estuvieron manchadísimos.