sábado, agosto 30, 2008

¡¿Qué pedo con mi suerte?!

Es verdad. ¿Por qué me pasan cosas de lo más extraño? O que alguien me diga cuáles son las posibilidades de que un pinche rayo entre por el teléfono y me chingue el módem de internet, mi computadora y el referido aparato. No puede ser. No mames, no, me niego a creerlo.


Y qué tal que hubiera estado hablando, o un poco más cerca del teléfono y me explota el méndigo aparato en la jeta.


Estaba tocando la guitarra, muy a gusto, sin molestar a nadie, ni a mis vecinos porque no le había subido ni a la guitarra ni al amplificador. Tenía un volumen bastante moderado, a diferencia de otras ocasiones en las que sí le subo casi a todo pero esta vez no. Estaba de pie, muy cerca de la mesa donde está el teléfono y ni siquiera me había dado cuenta que estaba lloviendo pues, como dije, estaba muy relajado tocando mi guitarra. Deslizaba mis dedos en una progresión que me está costando trabajo, cuando repentinamente se escuchó un tronido encabronado y la habitación se iluminó por un segundo con un destello violento. Mi primer instinto fue agacharme y retirarme de la ventana pues pensé que había sido un balazo (no es que sea improbable) pero inmediatamente después, en esos brevísimos instantes que fueron de tremenda confusión escuché el eco del rayo que había golpeado la tierra en sus entrañas mismas y que por mi mala suerte se había llevado entre las patas mi línea telefónica.


No bien me había recuperado y con la guitarra colgando noté el olor a quemado y humo que salía por la zona en que estaba el amplificador. Ese momento fue de terror. Pensé que había volado el ampli y todo me parecía aun más confuso pues, como ya mencione, no tenía el volumen alto y no había razón para que tal cosa ocurriera. Rápidamente desconecté el cable porque otro pensamiento incluso más aterrador que el primer invadió mi mente: Había quemado la guitarra. Pensé que mi Fender Stratocaster se había quemado. La revisé cuidadosamente y me aseguré que se encontraba bien; sentí un gran alivio pero todavía no me quedaba nada en claro, no sabía lo que había ocurrido, apenas hace unos segundos yo estaba de pie practicando y ahora estaba casi en el piso en medio de un desagradable olor a quemado.


Me acerqué hasta donde estaba el amplificador, lo revisé y efectivamente estaba encendido y no parecía haber sufrido daño alguno. Lo apagué y me dirigí al punto de donde salía el humo, justo atrás del ampli, en la mesa del teléfono, muy cerca de donde me encontraba originalmente. Observé que el aparato que te dan los de Prodigy para que conectes el cable del teléfono estaba hecho mierda y todo chamuscado, un tímido hilillo de humo se elevaba.


En ese momento otro rayo se escuchó en la lejanía y una lluvia necia se soltó, el agua se estrellaba contra la ventana mientras yo trataba de explicarme lo que había ocurrido. Decidí desconectar todos los aparatos electrónicos pues el riesgo de recibir una nueva descarga parecía cada vez más real, la tormenta no cesaba.


En ese momento mis preocupaciones cambiaron su foco y se volvieron a la computadora. Me acerqué e intenté reanimarla pues estaba hibernando, le encendieron los foquitos y sentí alivio pero después de un minuto la pantalla seguía negra. Presione varis combinaciones de botones esperando que reaccionara pero lo único que obtenía era mi reflejo en el negro profundo de la pantalla, mi cara ahí, sin más. Nunca he visto un negro más indiferente, más desesperanzador. Apenas hace nueve meses que compré la compu.


Rápidamente armé las piezas del rompecabezas. De la roseta del teléfono sale un cable hasta el módem y de ahí un cable amarillo DSL se conecta a la computadora. El rayo había entrado por el teléfono, desmadró el aparato y siguió su viaje de muerte y destrucción por el cable que va al módem, el cual también resultó damnificado. Como su furia e ira no tienen saciedad, siguió por el DSL y finalmente terminó su loca carrera en la computadora y fundió la pantalla.


Las otras funciones de la compu quedaron intactas, al parecer, todo lo demás sirve pero la pantalla no se ve. Creo que lo que se fundió fue la lámpara porque la pantalla se distingue pero no está iluminada, como si no tuviera brillo.


Como dije. ¿Cuáles son las probabilidades? Qué gran mamada, no lo puedo creer. Lo único que me mantiene en contacto con mis amigos y con la gente que quiero es el teléfono, mi computadora e internet y ahora, así de la nada, se chinga todo. Ya bastante es estar aquí en este pinche lugar atrasado y aislado para que todavía un puto rayo de mierda venga y me quite lo único que me permite comunicarme con la gente allá afuera. ¿Qué sigue? ¿Las aerolíneas van a cancelar los vuelos a México? ¿Nomás va a haber vuelos lunes y miércoles? No mames, es lo que falta, carajo, para ahora sí estar completamente incomunicado, que el pinche aeropuerto cierre o algo por el estilo. Qué mamada, discúlpenme que lo diga pero es una gran mamada que esto me ocurra, que me pase a mí, justo ahora, en este momento, cuando todavía no acabo bien de resignarme a volver después de mis vacaciones, de ver lo que pudo haber sido. Yo pude haber estado en otro lugar, no aquí.


Es absurdo, es ridículo. ¿Y ahora? ¿Tienen idea de cuánto se van a tardar los putos de Telmex para ir a arreglar el teléfono? Y no digamos el módem. ¿Cuándo van a ir? Y lo peor: ¡¡¡A qué putas horas si yo no estoy todo el puto día!!! y no hay nadie que les abra ni a quién pedirle de favor que los espere. No mames. ¿Cuánto me voy a quedar sin teléfono y sin internet si fue un pedo para que me lo pusieran la primera vez? ¿Y la compu? Obviamente el centro de reparaciones está en el DF y cuánto se van a tardar en arreglarla, sin mencionar lo que me va a costar. No puede ser, me cago en la gran puta, no puede ser, no puede ser, no puede ser, no puede ser, no puede ser, no puede ser, no puede ser, no pude ser, no pude ser, no puede ser.


Gran parte de la culpa es de los imbéciles de Telmex. Yo contraté su servicio de internet de mierda y se supone que era inalámbrico pero su aparato de porquería nunca funcionó y por eso tenía que conectar el cable amarillo a la computadora, porque la señal inalámbrica era muy débil. Si hubieran dado el servicio bien desde el principio, no hubiera tenido que conectar el cable y la pantalla no se hubiera fundido, se hubiera chingado el teléfono, el módem y hasta ahí. Pero no, hasta la computadora se jodió por SU culpa. Son unos pendejos, no quiero ni pensar en cuánto se van a tardar.

Estoy harto, estoy harto, me quiero largar al DF. Tiene una semana que llegué y ya estoy hasta la madre. Nomás llegue el puente y me voy, no soporto estar aquí.

Entiendo que esto no es nada grave, que hay gente en el mundo que sí puede lamentarse por verdaderas tragedias y espero que nada feo me ocurra a mí ni a mi familia ni a toda la gente que quiero ni a la gente buena del planeta, pero de todos modos esto no deja de ser una patada en los huevos y llega en uno de los peores momentos en los que se puede recibir una patada en los bajos. Que poca madre.

martes, agosto 26, 2008

1:53

Para terminar con mi serie de posts acerca del Medio Maratón de la Ciudad de México y todo el tempo que pasé entrenando, me gustaría compartir con todos los asiduos lectores de BRB's (¿?) la siguiente imagen, en la que queda demostrado una vez más que salgo pésimo en las fotos de la llegada de las carreras. Sin embargo, deseo que quede como testimonio del empeño que puse para alcanzar esta meta; me sirvió mucho para enfocarme estas últimas semanas y lidiar con mi creciente neurosis.

Me viene a la mente una frase motivadora que quiero compartir con mis fieles lectores y que le da mucho sentido a todo esto de la carrera, por lo menos en mi caso.

"The more I run, the more I want to run, and the more I live a life conditioned and influenced and fashioned by my running. And the more I run, the more certain I am that I am heading for my real goal: to become the person I am." --George Sheehan.

Ahora tomaré dos semanas de descanso, sólo EasyRun tres veces a la semana para acelerar la recuperación antes de ver la siguiente meta en el horizonte. No quiero acelerarme ni precipitarme pero los 42.195 kilómetros se me presentan cada vez como algo más real y más cercano, tal vez sea en Miami, no lo sé, tengo tiempo para pensarlo antes de decidirme pues pienso que el Maratón es una de las metas más ambiciosas que cualquiera se puede poner en la vida, no sólo en lo deportivo sino en el humano, el Maratón es una experiencia tranformadora y reveladora, no se es el mismo después de imponerse un objetivo como ese y conseguirlo... por eso pienso meditarlo con calma antes de tomar una decisión, mientras tanto, no puedo dejar de ver mi medalla, está bien chingona, con todo y que dice Telcel, hehehe.



Y sí, volví a levantar lo brazos al cruzar la meta


sábado, agosto 09, 2008

Momento histórico

Esto es histórico. Algún día esto será mencionado en los libros de texto, las generaciones futuras se referirán a este momento como uno de los más importantes en la historia de la música moderna, de la cultura pop. Esto pasó hace 25 años y me parece que es poco tiempo para darse cuenta de la trascendencia histórica de este episodio, pero estoy seguro que conforme pasen los años, se le dará su justo reconocimiento, se le reconocerá en su justa medida. Y entonces la humanidad sabrá lo grande que fue este momento... además es una de mis canciones favoritas de R.E.M.


Calling on in transit, Calling on in transit
Radio free Europe, Radio free Europe


Qué chingona la greña de Stipe y qué chingón bailan Mike y Peter

jueves, agosto 07, 2008

Fernando Martí Haik


Este es Fernando Martí Haik cruzando la meta en la "3a Carrera Tour por el H2O" en Valle de Bravo el 29 de septiembre de 2007.


Fernando concluyó los 5K en 30:24. Quedó en el lugar 36 de 46 en su categoría y en el 124 de 318 inscritos.


Sale súper bien en las fotos, no como yo, que siempre salgo del nabo en mi llegada a la meta. Se ve que es un buen atleta, se ve que lo disfruta como nadie. Lo admiro y lo respeto y aunque nunca lo conocí, lo extraño.


Fernando les fue arrebatado a sus padres de la manera más cruel, baja y cobarde. El dolor padecido durante los casi dos meses que Fernando estuvo secuestrado debió haber sido terrible para ellos. Una angustia que nadie merece.


He leído tantas cosas y escuchado tantas voces indignadas por lo que le pasó a Fernando que no creo que se pueda decir nada más que exprese la tristeza y el miedo que una noticia como esta causa. Como escribió Germán Dehesa, quisiera que estas lineas fueran un cuenco que recoja el dolor de sus padres.


Sea este un humilde homenaje a Fernando, un niño que empezaba a ser joven y que abrazó la vida con todo el amor y la alegría, como todos deberíamos hacerlo. Que su ejemplo nos inspire.

Se solicita chofer

Un hombre buscaba empleo como chofer. No sabía si le entusiasmaba mucho ese trabajo. Pensaba que era fácil manejar y sabía hacerlo, a su 22 años era lo único que había aprendido a hacer, además, era cierto que para todas las otras cosas era un perfecto inútil; su madre se había encargado de recordárselo cada vez.


- Eres un cretino, un mentecato y un bueno para nada, deja de estar de flojo y consigue un trabajo.


Mientras paseaba su mirada por los clasificados del periódico de esa mañana, le llamó la atención un anuncio encerrado en un cuadrito en la esquina inferior derecha, donde nadie busca empleo. Esa esquina en general no es popular.


Se solicita chofer.
Discreto.
Que conozca el poniente de la ciudad.
Horario de 7 am a 7 pm.
Referencias.
Comunicarse al 302 - 06 - 303.


Ahí acababa. Pensó que cumplía con todos los requisitos excepto el de las referencias, había perdido su último trabajo como chofer hacía seis meses. Lo despidieron porque le gustaba jugar arrancones con el coche de la patrona y un día mató a un cerdo. Siempre recordaba el momento con risas escandalosas y decía que nada hubiera pasado si el cerdo no se hubiera escapado del chiquero, además, se justificaba, no le gustaba trabajar ahí, siempre olía a abono y le quedaba lejos de su casa, fuera de la ciudad.


Cuando habló al teléfono del anuncio, le dijeron que se presentara al día siguiente con cartas de recomendación. Pensó que no sería problema y rápidamente falsificó un par con los teléfonos de sus amigos, les advirtió que estuvieran atentos por si llamaban, sólo tendrían que decir que era honorable y responsable y todo esas cosas que dicen esas cartas.


Llegó con un fólder arrugado y manchado bajo el brazo. Tenía las cartas, tenía la dirección, tenía puesta una corbata de esas delgaditas y pasadas de moda que su padre había dejado en el armario antes de abandonarlo a él y a su madre, y tocó el timbre.


Una mujer de ojos saltones le abrió la puerta. Trató de disimular su sorpresa pero no pudo, hizo un gesto de repulsión.


- ¿Tú eres el chofer?
- Sí, bueno, pues vengo a eso.
- Entra.


Era notorio el abandono de la casa, las plantas crecían neciamente pegadas a los muros, una vieja fuente llena de agua apestosa y verde, el musgo crecía en el piso, el pasto estaba alto y apenas se podía pasar entre él sin que le diera a uno en la cara.


Entraron a un salón grande y semivacío con un ventanal que daba al jardín posterior, donde un viejito con la mirada como de ratón asustado se paseaba con un machete en la mano. La luz del sol entraba por todos lados y se veía una nube de fino polvo flotando por ahí, descansado en el aire, elevándose. Apenas se escuchaba el ruido de la calle, el ruido de los coches disminuido.


- Espera aquí, ahora baja.
- Sí, aquí traigo mis cartas...


La mujer no terminó de escuchar lo que él decía y se perdió por una de las puertas de la casa. Se quedó parado en medio del salón pues no había dónde sentarse, el viejito volvió a pasar por el jardín y le dio una mirada de desconfianza. Él tímidamente agitó la mano en el aire pero el hombre lo ignoró.


Él no era un mal tipo, era un cínico y no le importaba nada mucho, pero ahora tenía que conseguir dinero para que su madre no lo molestara. Había tomado un curso de seis semanas para ser chofer y era lo único que sabía hacer. También sabía que no había que esperar mucho de la vida y que de todos modos él no estaba dispuesto a hacer mucho para ganar un poco. Su vida estaba bien como estaba y lo único que quería era que no lo jodieran.


Pensaba en todo eso cuando del piso superior de la casa se escuchó una voz con un marcado acento extranjero, apenas distinguió algunas palabras. Bajó un hombre flaco, con el cabello muy arreglado y los zapatos lustrosos. Inmediatamente pensó en los suyos, que estaban polvosos y opacos. Al pie de la escalera, el hombre se detuvo.


- ¿Es usted el chofer?
- Bueno... sí.
- Muy bien. Vámonos.
- ¿A dónde?
- Eso no le importa, usted sólo maneje.


Caminaron a la cochera, el viejito del machete abrió la puerta y él se sentó al volante, las llaves estaba pegadas. El hombre flaco se sentó en el asiento trasero, se puso unos lentes de sol y le ordenó:


- Lléveme al Panteón Militar
continuará...

domingo, agosto 03, 2008

Sigo corriendo y sigo ocupado

Estoy demasiado ocupado corriendo y haciendo todas las otras cosas que habitualmente hago y que ocupan gran parte de mi tiempo, por lo que no he podido dedicar la atención y el cuidado que merece el blog.


Si quieren saberlo, mi entrenamiento va muy bien, faltan 13 días y estoy entrando en la última etapa, esta última semana es la más dura antes de la carrera porque después sólo me queda recuperar, descansar, por ahí un TempoRun y llegar a la línea de salida el 17 de agosto, DM.


Dejo una frase motivadora para corredores, sé que todos los otros que no son corredores no les importa o lo consideran muy ñoño pero pues así está la cosa por ahora. Por eso casi no hablo de correr con los que no corren porque cuando uno empieza a platicarles, inmediatamente muestran su absoluto desinterés, como si se les hablara de los resultados del debate petrolero. En fin, aquí la frase.


- Are you running from something or to something?
-Neither. I just am.

viernes, agosto 01, 2008

Operación Cubeta
Juan Villoro
1 Ago. 08

México es un país tocado por la gracia donde una cubeta se transforma en objeto de poder. Que algo tan simple adquiera tanta fuerza explica la genialidad de nuestras mentes, dispuestas a ver marcianos en el Ajusco, conspiraciones en cualquier oficina o pelos en una sopa que está a tres mesas de la nuestra.

El mexicano es un ser con la cabeza llena de símbolos. Al enfrentar un balde en la calle distingue algo más: un talismán de soberanía. Un turista podría pensar que se trata de un objeto abandonado por descuido. Más ducho en metáforas, el mexicano entiende que representa un acto de propiedad provisional: el dueño de la cubeta domina ese trozo de nación. Los extranjeros no captan este símbolo. Por eso no podemos reconquistar Texas con cubetas.

Es posible que el culto se remonte a la lluviosa antigüedad y las vasijas del hombre mesoamericano. La cubeta alude a la gruta del origen, cavidad esencial en las mitologías prehispánicas. Se presume que los fundadores de México-Tenochtitlan vinieron de Chicomostoc, Lugar de las Siete Cuevas. En el inconsciente colectivo -esa abstracción que no se borra con el photoshop- el receptáculo que podemos llevar a todas partes tiene que ver con el comienzo y el fin de la vida: la matriz y la urna. Además, nuestro precario ecosistema ha dependido de los altibajos del agua, que a veces inunda, a veces no llega, nunca se está quieta en forma satisfactoria. El balde providente sirve para las goteras o para acarrear agua desde la toma vecinal. Total que hay bases sólidas para una futura antropología de la cubeta.

Esto lleva a una pregunta: ¿por qué los huacales sirven para el mismo efecto? Sin tener conexión con el agua, ni la gruta del origen, ni la matriz, ni nada que no sea contener verduras, también se usan para apropiarse de varios metros de República. Esto se debe a que los símbolos son raros; unos remiten a una compleja narrativa y otros nada más son símbolos. Pensemos en la iconografía del Metro capitalino. La estación Balderas es representada por un cañón que alude a la vecina Plaza de la Ciudadela, escenario de la Decena Trágica. En cambio, la estación Chabacano es representada por un fruto sin más historia patria que ser un chabacano. Siguiendo el ejemplo, podemos concluir que la cubeta narra muchas cosas y el huacal sólo molesta. Ambos son igual de eficaces porque en este país se discrimina a las personas pero no a los símbolos.

Resulta imposible luchar contra los mitos. No me propongo erradicar una creencia que comparto. Lo que me parece negativo es que unas cubetas valgan más que otras.

Todos los mexicanos respetamos ese objeto de poder, pero no todos podemos colocarlo donde queramos (por ejemplo, no es válido sustituir una cubeta ajena por la que uno lleva en el coche). Hasta donde entiendo, hay dos maneras básicas de usufructuar la cubeta. La primera consiste en tener una casa, una oficina o un negocio y extender el título de propiedad hasta la calle. La segunda consiste en llegar de lejos con una cubeta y pactar con los poderes fácticos, que en este caso no son Televisa, Carlos Slim o la jerarquía eclesiástica, sino los representantes hiperlocales de la ley: un policía de crucero, el gallo fuerte de la cuadra, la señora que se la pasa aventando baldes de agua a la banqueta y se fija en todo. Para ejercer el cargo de Señor de la Cubeta se necesita otro símbolo: un trapo gastado hasta lo indecible. Quien compre una jerga y aspire al puesto queda descalificado. Estamos ante otro talismán sagrado: es menester que el trapo haya sufrido por nosotros; su color y su textura son los de la angustia del hombre ante el destino.

Lo malo de las costumbres es que a veces no sabemos si siguen siendo costumbres o ya son crisis. La cubeta ritual podría desembocar en algo así. En el Distrito Federal escasean empleos y lugares de estacionamiento. El problema se resuelve en parte convirtiendo un espacio vacío en un empleo. La persona que lo administra suele ser amable y deja el pago a criterio del cliente. Sin embargo, esto se presta a abusos. No pretendo criminalizar la cubeta ni eliminar una fuente de trabajo. Trato de evitar que la tensión social llegue a una indeseable "guerra de las cubetas".

La modalidad más abusiva de esta tradición es el recipiente que ha sido llenado de cemento y que el ciudadano común sólo puede retirar a cambio de una hernia. En tal caso, el sitio está "ocupado" hasta que llegue el único vehículo que se puede estacionar ahí y dos guardianes despejen las cubetas. El gobierno de la ciudad debería iniciar un operativo para acabar con los bloques que ocupan impunemente espacios públicos. También habría que eliminar las cubetas que sirven de chantaje comercial (sólo las retiran si compras un antecomedor de triplay en la mueblería).

Por último, y sin perjudicar a nadie, se podrían suprimir todas las demás cubetas y asumir respetuosamente que en cada espacio disponible hay un balde imaginario. Esto acabaría con la molestia de buscar infructuosamente al dueño del objeto sagrado, bajar del coche a retirarlo y soportar los claxonazos consecuentes.

Hay tradiciones que perduran aunque su motivo haya desaparecido: decimos "no me había caído el veinte" en una época en que no se usan veintes para hablar por teléfono.

En respeto al mito, propongo que se quiten las cubetas pero el chofer se dirija al cuidador con esta pregunta: "¿es usted el de la cubeta?". Aunque no haya un balde a la vista, eso permitirá a los mexicanos del futuro decir: "Nuestros antepasados no se entendían con palabras y necesitaban colocar un objeto en el suelo; la cubeta servía para solicitar la lluvia (en agua o dinero) e impedir que alguien se estacionara sin rendir pleitesía al Señor de la Dificultad, que entonces era fundamental".

No es una explicación muy exacta, ¿pero quién quiere que las leyendas sean precisas?


Publicado en REFORMA

Historia de una de las etiquetas de este blog o cómo aparentar que su blog no ha sido abandonado sin más

En mi experiencia leyendo blogs me he dado cuenta que uno de los instrumentos más efectivos para enfrentar periodos de bloqueo creativo o de exceso de trabajo que impiden publicar con la regularidad deseada, es decir lo que ya dijo alguien más.


Por supuesto que no hablo de plagiar. Eso es bastante chafa y corriente.


He visto que algunos ponen los comentarios a sus entradas y las comentan, esto es ciertamente efectivo, sobre todo si los comentarios son graciosos o contribuyen al enriquecimiento del debate al ofrecer nuevos y refrescantes contrapuntos.


En mi caso, como no tengo comentarios, recurro a publicar los editoriales del periódico que encuentro interesantes. Es tanta mi recurrencia a esta herramienta que hasta inventé para este blog la etiqueta "Colaboraciones no solicitadas".


Recuerdo que mi anterior blog paso por una crisis tal que en algún punto lo único que había eran entradas de ese tipo. Espero que no pase lo mismo con este.


Como sea, en la entrada de arriba podrán encontrar el editorial de Juan Villoro publicado hoy en REFORMA y que encontré hilarante. Sobre todo la parte en la que explica el doble carácter de los símbolos... un chabacano, jajajaja.