lunes, julio 07, 2008

Dios me da un break

Se puede entender esta frase como: Dios está fregando todo el tiempo y de vez en cuando da chance. Yo la entiendo de otra manera. Dios nos da breaks del trajín diario en el que Él nada tiene que ver y en el que nos metimos nosotros solos. De repente, de la nada, cosas improbables o que para nada le pasan por la mente a uno nos aparecen y nos alegran el día. Estos breaks que da Dios a veces pueden ser muy breves, duran uno segundos o a veces unos minutos pero la sensación de bienestar es prolongada y se siente una tibieza y una tranquilidad sanadora.


Si se ha sido bueno, no se puede uno quedar sin recompensa, Dios es justo, bueno y nos ama y a veces da sorpresas magníficas. Regalos grandes y generosos que nos emocionan, que nos entusiasman, que estamos ansiosos por recibir.


Estos breaks que Dios da no tienen forma de iphone ni de coche ni de computadora ni de nada de eso. Lo más material que se pueden volver es tal vez cuando uno anda decidiendo comprar algo y cuando por fin se anima, te das cuenta que tiene el 50 más el 30 por ciento de descuento y aparte monedero electrónico o una cosa de esas. Pero es lo más material que llegan a ser. Además, lo que se compre debe ser un regalo para otro, nunca nada para uno. Dios nada tiene que ver con las ofertas ni las ventas nocturnas ni esas vainas.


Los breaks que da Dios tienen formas variadas, misteriosas pero su cualidad esencial es la sorpresa, la emoción, la sensación de bienestar que nos provocan. Una vez iba caminando por el Parque México en la Condesa y justo cuando pasaba por debajo de una frondosa jacaranda, una suave brisa meció las ramas y una delicada lluvia de flores moradas cayó alrededor mío... en ese momento, estoy seguro, Dios estaba ahí.


Y así uno puede encontrarse cada día con esos breaks que Dios nos da y nos entrega como muestra de su amor.


Lo que a veces pasa, y es lo triste del asunto, es que estamos tan inmersos en el estrés de la vida diaria que nos perdemos estos momentos. Creo que la cualidad más grande que puede tener una persona es justo esa: reconocer con alegría y con entusiasmo esos momentos que Dios nos regala y que nos entibian el alma.


Esto casi nadie lo sabe pero cuando mi bisabuelita Manuelita estaba muy enferma, la iba a visitar a casa de mi tía Rosita. Estaba ya acostada y necesitaba atención y cuidados todo el tiempo. En una de esas visitas, me acerqué y le tomé la mano. Ella abrió los ojos y me dijo: quiero que pintes una acuarela que se llame "El Alma de una Abuelita que se va al Cielo".


Yo escribí lo que dijo mi abuelita en un papelito y lo traje en mi cartera muchos años. Yo no pinto y nunca he pintado y no sé cómo sería la acuarela que me pidió mi abuelita. Pensé mucho tiempo en eso y lo único que concluí fue que mi abuelita estaba tranquila, estaba en paz, estaba feliz y que Dios la estaba esperando en el Cielo. Esa fue la forma en que Dios me decía que no me preocupara, que mi abuelita iba a su encuentro y que desde el Cielo nos cuidaría. Ese ha sido uno de los regalos más lindos que he recibido de Él y no pasa mucho tiempo cada vez que lo recuerdo, me ayuda a serenarme y a aliviarme, me da un break.


Esta vez, el break tiene forma de perrito, un Schnauzer blanco. Esa emoción y esa cosquilla provocada por un inofensivo perro es un regalo que Dios da por una semana completa. Y como no hay casualidades en todo esto, es justo decir que el break que Dios nos entrega esta vez fue en complicidad con un angelito, por eso el 16 de julio estarás contenta y feliz de sentir una suave caricia cuando el perrito pase su lengua por tu carita, te quiero.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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